Empezando por Egipto, una época tan lejana como mística, en la que se le daba mucha importancia a los ojos, los cuales usaban incluso como símbolo divino. Largas y gruesas líneas negras rodeadas de dorados y turquesas, cejas angulares muy oscuras y cabezas rapadas, cubiertas por diversas pelucas de pelo negro, en las que se ocultaba un idioma popular, ya que, según su largo, sus adornos o su forma, podía saberse por ejemplo el estado civil, el estatus social, etc...
Dando un gran salto en la historia, visitamos brevemente el siglo XVIII, donde el lujo y la extravagancia nos podría deslumbrar. Una etapa cargada de amplios vestidos y elegantes ropajes, rostros blancos, peinados empolvados, muy altos y con grandes adornos, bocas pequeñas y rojas y además, otro idioma oculto en los distintos lunares que se pintaban, los cuales podían ir en el rostro, el escote o incluso en la rodilla, que aunque no se les viesen...pensaban que a lo largo de la noche, quizás, alguien pudiera llegar a vérselo...
Próximamente nos adentraremos en el siglo XX.